lunes, 19 de mayo de 2014

Los Efectos de la Guerra



Económicas

El pago del gasto de la guerra por ambos bandos fue muy elevado. El haber usado el gobierno republicano las reservas de oro para comprar armamento acabó con las reservas monetarias de la zona republicana. El bando sublevado tuvo que abonar mucho dinero tras finalizar el conflicto, en gran parte dejando que Alemania explotara las reservas mineras de la península y del África Española del momento, por lo que hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial casi no tuvieron posibilidad alguna de obtener ingresos. España había quedado devastada en algunas zonas, con pueblos totalmente asolados. La economía española tardaría décadas en recuperarse.

Víctimas de la Guerra Civil



El número de víctimas civiles aún se discute. Algunos afirman exageradamente que la cifra se situaría entre 500.000 y 1.000.000 de personas. Muchas de estas muertes no fueron debidas a los combates, sino a la represión en forma de ejecuciones sumarias y paseos. Esta se llevó a cabo en el bando sublevado de manera sistemática y por orden de sus superiores, mientras en el bando republicano se produjo de manera descontrolada en momentos en que el gobierno perdió el control de las masas armadas. Los abusos se centraron en todos aquellos sospechosos de simpatizar con el bando contrario. En el bando sublevado se persiguió principalmente a sindicalistas y políticos republicanos (tanto de izquierdas como de derechas), mientras en el bando republicano esta represión se dirigió hacia simpatizantes de la reacción o sospechosos de serlo y sacerdotes de la Iglesia Católica, llegando a quemar conventos e iglesias y asesinando a obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas. Es incalculable la pérdida en el patrimonio histórico y artístico de la Iglesia Católica, pues se destruyeron unos 20 000 edificios —entre ellos varias catedrales— incluyendo su ornamentación (retablos e imágenes) y archivos.
El número de muertos en la Guerra Civil española sólo puede ser estimado de manera aproximada. El bando sublevado estableció una cifra de 500.000, incluyendo además de los muertos en combate, a las víctimas de bombardeos, ejecuciones y asesinatos. Estimaciones recientes arrojan esa misma cifra de 500.000 muertos o algo menos, sin incluir a quienes murieron de malnutrición, hambre y enfermedades engendradas por la guerra. La cifra de un millón de muertos, a veces citada, procede de una novela de Gironella, que la justifica entre los 500.000 reconocidos y otros tantos cuya vida resultó irremediablemente destrozada.

La represión franquista de la posguerra y el exilio republican

Tras la guerra, la represión franquista inició un proceso represivo contra el bando perdedor, iniciándose una limpieza de la que fue llamada La España Roja y contra cualquier elemento relacionado con la República, lo que condujo a muchos al exilio o la muerte, produciéndose el robo de bebés de padres republicanos, que aún a día de hoy desconocen, en muchos casos, su identidad. Durante ese tiempo, hablar de democracia, república o marxismo era ilegal y perseguible.
El exilio forzoso de muchos represaliados antes, durante y después de la guerra es difícil de cuantificar. Según su situación geográfica y sus preferencias políticas se optó entre salir por mar, cruzando el océano para pasar a países sudamericanos en su mayoría o el mar los más pudientes para ir a Inglaterra o Francia. O por tierra cruzando los Pirineos al lado galo, país que muchos eligieron por su cercanía con España y su creencia de buena acogida, demostrándose su error con hechos como los campos de concentración de Bram.
El exilio republicano se produjo en tres momentos. El primero fue la campaña del Norte (marzo-noviembre de 1937); el segundo la caída de Cataluña, enero-febrero de 1939, durante la cual pasaron a Francia alrededor de 400.000 personas (una cantidad tan importante que desbordó a las autoridades francesas que tuvieron que improvisar diversos campos de concentración, incluso en las playas, donde los recluidos padecieron unas duras condiciones de vida), aunque casi la mitad de ellas acabarían retornando a España; la tercera y última oleada se produjo al final de guerra, en los últimos días de marzo de 1939, cuando miles de republicanos se dirigieron a los puertos de Levante para conseguir un barco que los llevara al exilio, pero muy pocos lo consiguieron. Se calcula que en el mes de marzo de 1939 sólo pudieron abandonar España entre 7.000 y 7.500 personas, incluidos los marinos de la dotación de la Flota que huyó a Bizerta.
Entre los exiliados se encontraba una parte significativa de las élites intelectuales españolas que buscaron acomodo en otros países, especialmente en México, lo que supuso una enorme pérdida de capital humano para España. Así por ejemplo, "en febrero de 1942 el consulado general de México en Vichy censó a 13.400 españoles de formación superior que deseaban salir de la Francia ocupada; entre ellos 1.743 médicos, 1.224 abogados, 431 ingenieros y 163 profesores de los 430 que poseía España en 1936".

Relaciones internacionales

Las repercusiones políticas y emocionales de la guerra trascendieron de lo que es un conflicto nacional, ya que, por muchos otros países, la Guerra Civil española fue vista como parte de un conflicto internacional que se libraba entre la religión y el ateísmo, la revolución y el fascismo. Para la URSS, Alemania e Italia, España fue terreno de prueba de nuevos métodos de guerra aérea y de carros de combate. Para Gran Bretaña y Francia, el conflicto representó una nueva amenaza al equilibrio internacional que trataban dificultosamente de preservar, el cual se derrumbó en 1939 (pocos meses después del fin de la guerra española) con la Segunda Guerra Mundial. El pacto de Alemania con la Unión Soviética supuso el fin del interés de ésta en mantener su presión revolucionaria en el sur de Europa.
En cuanto a la política exterior, la GCE supuso el aislamiento de España y la retirada de embajadores de casi todo el mundo. Sólo unos pocos países mantuvieron relaciones diplomáticas con España desde el final de la II Guerra Mundial hasta el inicio de la Guerra Fría. A partir de los años 50, las relaciones internacionales españolas, con el apoyo de EE.UU, pasan a ser casi normales, salvo con los países del Bloque Soviético.

Operaciones Militares

Aunque se trata de un tema muy controvertido, la mayoría de los historiadores calculan que un 70% de los 15.000 jefes y oficiales en activo en 1936 combatieron en el bando sublevado (unos 1.500 fueron fusilados o encarcelados por ser desafectos al bando vencedor en cada lugar), mientras que, por el contrario, la mayor parte de los 100 generales no se sublevaron. De los 210.000 soldados de tropa y suboficiales que teóricamente formaban el ejército regular en 1936, unos 120.000 quedaron en la zona sublevada, pero lo más decisivo fue que entre ellos se encontraban los 47.000 que formaban el Ejército de África que constituían las mejores tropas del ejército español. La Guardia Civil, por su parte, quedó muy dividida entre los leales y los rebeldes a la República.
Así pues, el bando sublevado no tuvo que construir su ejército sino que contó desde el primer momento con las unidades militares (y las fuerzas de orden público) sublevadas durante el golpe ya organizadas y dirigidas por sus mandos, entre las que destacaba el ejército del Protectorado de Marruecos, el llamadoEjército de África, compuesto por la Legión Extranjera y los Regulares (tropas indígenas moras mandadas por oficiales españoles) que constituía la fuerza militar más experimentada de todo el ejército español. Por otro lado las milicias carlistas (requetés) y las milicias falangistas que apoyaron a los sublevados fueron integradas en el ejército del que se consideraban aliadas y no enemigas (al contrario de lo que sucedió en el bando republicano donde las milicias obreras, especialmente las milicias confederales anarquistas, siempre desconfiaron de la institución militar, con la excepción de las milicias comunistas).
En el bando sublevado el ejército alcanzó rápidamente la unidad de mando y dominó completamente la vida civil de la zona sublevada, que ellos llamaban zona nacional. La muerte en un accidente de aviación en los primeros días del golpe del general Sanjurjo, que era el militar elegido por sus compañeros para encabezar la sublevación, hizo que el mando en la zona sublevada quedara entonces repartido entre los generales Emilio Mola y Francisco Franco, pero sólo dos meses después, el 1 de octubre, el general Franco asumió el mando único militar y político (el general Mola murió en otro accidente de avión al año siguiente, el 3 de junio de 1937).
"El fenómeno de la centralización militar del esfuerzo de guerra en la zona sublevada hizo que no se permitiese nada que se asemejase a la desunión política, al rencor entre grupos políticos y a la falta de confianza en los mandos y jefes de la campaña, todo lo cual se manifestó especialmente en la retaguardia republicana del norte, en Aragón y en Cataluña, que es donde se perdió realmente la guerra. (...) A medida que la República iba perdiendo la guerra, aumentaban el hambre y las privaciones en la retaguardia, creándose una situación infernal, con refugiados, bombardeos, escasez y frío".
En cuanto a la ayuda extranjera, el bando sublevado recibió armas de todo tipo y aviones prácticamente desde el primer día por parte de la Alemania nazi y laItalia Fascista a la que pronto se añadieron unidades militares completas (la Legión Cóndor alemana y el CTV italiano) en un flujo continuo que nunca se detuvo a largo de la guerra.
Por su parte el bando republicano no pudo contar con prácticamente ninguna unidad militar completa organizada y disciplinada con todos sus mandos y suboficiales y durante los primeros meses la fuerza militar que se opuso al ejército sublevado, tras la decisión del gobierno de José Giral de licenciar a las tropas para evitar que la sublevación se extendiera, estuvo constituida por columnas improvisadas integradas por unidades sueltas y por las milicias de las organizaciones obreras, que cuando estaban mandadas por oficiales de carrera éstos a menudo suscitaban sospechas de traición entre los combatientes. Fue a partir de la formación del gobierno de Largo Caballero el 5 de septiembre de 1936 cuando se inició el proceso de construcción de un verdadero ejército, con la militarización de las milicias y su integración en las brigadas mixtas, primer paso para la creación del Ejército Popular que sólo se logró tras la superación de la crisis de los "sucesos de mayo de 1937" y la formación a continuación del gobierno de Juan Negrín. Pero el ejército republicano siempre tuvo un problema estructural de difícil solución: la falta de mandos profesionales (según los cálculos de Michael Alpert, sólo un 14% de los militares que figuraban en el Anuario Militar de 1936 servían todavía en 1938 en el ejército de la República). Un problema que fue especialmente acuciante en el caso de la Armada. Algo que reconoció el general republicano Vicente Rojo que escribió:
Hemos creado un ejército con el nombre de tal, con toda la nomenclatura y sistema de mandos de un ejército regular... pero sólo hemos subido los primeros peldaños para alcanzar la cumbre
Además en el bando republicano la unidad de mando sólo se logró (y nunca fue completa) a mediados de 1937 cuando el Ejército Popular estuvo completamente estructurado y, por otro lado, sólo a partir de ese momento las necesidades militares se impusieron sobre las de la vida civil (marcada por la Revolución Social de 1936). Y también, a diferencia del bando sublevado, era el gobierno quien tomaba las decisiones pero siguiendo casi siempre las recomendaciones del Jefe del Estado Mayor, el coronel y luego general Vicente Rojo, y de otros militares leales.
En cuanto a la ayuda extranjera la República, a causa de que Francia y Gran Bretaña no acudieron en su ayuda y además impulsaron el pacto que dio nacimiento al Comité de No Intervención (cuya prohibición de suministrar armas a alguno de los bandos contendientes no fue cumplida ni por Alemania ni por Italia, a pesar de haber firmado el acuerdo) la República tuvo que adquirir el material bélico donde pudo, a menudo recurriendo a los traficantes de armas que en ocasiones les vendieron material anticuado o en muy mal estado a precios astronómicos. Esto le hizo depender de los suministros que le proporcionó la Unión Soviética, después de que Stalin superara sus dudas sobre la ayuda a los republicanos españoles, cuyo material bélico (armas automáticas, tanques y aviones) acompañado de instructores y consejeros militares soviéticos, junto con las Brigadas Internacionales reclutadas por la Internacional Comunista o Komintern, no comenzó a llegar hasta octubre de 1936 y luego las sucesivas entregas se interrumpieron en varias ocasiones en función de la coyuntura internacional europea (que determinaron, por ejemplo, que el gobierno francés abriera o cerrara la frontera) y del creciente bloqueo impuesto por la Armada sublevada en los puertos republicanos.

Guerra Civil Española (1936-1939)


La Guerra Civil Española fue un conflicto social, político y militar —que más tarde repercutiría también en un conflicto económico— que se desencadenó en España tras el fracaso parcial del golpe de Estado del 17 y 18 de julio de 1936 llevado a cabo por una parte del ejército contra el gobierno de la Segunda República Española. Tras el bloqueo del Estrecho y el posterior puente aéreo que, gracias a la rápida colaboración de Alemania e Italia, trasladó las tropas rebeldes a la península en las últimas semanas de julio, comenzó una guerra civil que concluiría el 1 de abril de 1939 con el último parte de guerra firmado porFrancisco Franco, declarando su victoria y estableciendo una dictadura que duraría hasta su muerte en 1975.
La guerra tuvo múltiples facetas, pues incluyó lucha de clases, guerra de religión, enfrentamiento de nacionalismos opuestos, lucha entre dictadura militar ydemocracia republicana, entre revolución y contrarrevolución, entre fascismo y comunismo.
A las partes del conflicto se las suele denominar bando republicano y bando sublevado:
  • El bando republicano estuvo constituido en torno al gobierno de España elegido democráticamente, formado por el Frente Popular, que a su vez se componía de una coalición de partidos republicanos —Izquierda Republicana y Unión Republicana— con el Partido Socialista Obrero Español, a la que se habían sumado los marxistas leninistas del Partido Comunista de España y el POUM, el Partido Sindicalista de origen anarquista y en Cataluña los nacionalistas de izquierda encabezados por Esquerra Republicana de Catalunya. Era apoyado por el movimiento obrero y los sindicatos UGT y CNT, aunque ellos lo que perseguían era realizar la revolución social. También se había decantado por el bando republicano el Partido Nacionalista Vasco, cuando las Cortes republicanas estaban a punto de aprobar el Estatuto de Autonomía para el País Vasco
    .
  • El bando sublevado, que se llamó a sí mismo bando nacional, estuvo organizado en torno a parte del alto mando militar, institucionalizado inicialmente en laJunta de Defensa Nacional sustituida por el nombramiento del general Franco como Generalísimo y Jefe del Gobierno del Estado. Políticamente, estuvo integrado por la fascista Falange Española, los carlistas, los monárquicos alfonsinos de Renovación Española y gran parte de los votantes de la CEDA, la Liga Regionalista y otros grupos conservadores. Socialmente fue apoyado por aquellas clases a las que la victoria en las urnas del Frente Popular les hizo sentir que peligraba su posición; por la Iglesia Católica, acosada por la persecución religiosa desatada por parte de la izquierda nada más estallar el conflicto; por pequeños propietarios temerosos de una «revolución del proletariado» y también por muchas personas de clase baja de firmes convicciones religiosas.
Ambos bandos cometieron y se acusaron recíprocamente de la comisión de graves crímenes en el frente y en las retaguardias, como sacas de presos,desapariciones de personas o tribunales extrajudiciales. La dictadura de Franco investigó y condenó severamente los hechos delictivos cometidos en la zona republicana, llegando incluso a instruir una Causa General, todo ello con escasas garantías procesales. Por su parte, los delitos de los vencedores nunca fueron investigados ni enjuiciados, aunque algunos historiadores  y juristas sostienen que hubo un genocidio en el que, además de subvertir el orden institucional, se habría intentado exterminar a la oposición política.
Las consecuencias de la Guerra civil han marcado en gran medida la historia posterior de España, por lo excepcionalmente dramáticas y duraderas: tanto lasdemográficas (aumento de la mortalidad y descenso de la natalidad que marcaron la pirámide de población durante generaciones) como las materiales (destrucción de las ciudades, la estructura económica, el patrimonio artístico), intelectuales (fin de la denominada Edad de Plata de las letras y ciencias españolas) y políticas (la represión en la retaguardia de ambas zonas —mantenida por los vencedores con mayor o menor intensidad durante todo el franquismo— y el exilio republicano), y que se perpetuaron mucho más allá de la prolongada posguerra, incluyendo la excepcionalidad geopolítica del mantenimiento del régimen de Franco hasta 1975.